Lo que corresponde vs. lo que conviene hacer... ¿Un dilema?

Resumen

Triste cosa es no tener amigos. Pero más triste es no tener enemigos.
Porque quien enemigos no tiene, señal de que no tiene talento a quien haga sombra, ni carácter que abulte, ni valor que le teman, ni bien que le codicien,
ni honor que le murmuren, ni razón alguna que le envidien».
Baltasar Gracián (1601 – 1658)

En innumerables oportunidades, a lo largo de los 87 años de existencia de la Asociación Médica de Bahía Blanca (AMBB), la entidad se ha caracterizado por evitar las actitudes condescendientes y optar por llevar a cabo, minuciosamente y a rajatabla, lo que indican sus objetivos estatutarios. Los diez puntos enumerados en el primer artículo de nuestra «carta magna», tienen una amplitud inusual para instituciones como la nuestra y apuntan, además del bienestar de sus asociados, a cumplir un rol social como organización sectorial para la procura del beneficio de toda la población.
Este papel protagónico que desempeña la AMBB en su función protectora y solidaria con sus médicos socios, se extiende a varios aspectos relacionados con la salud de la gente, cumpliendo con el deber ineludible que nos impusimos al elegir una profesión donde la vocación de servicio es excluyente. La decisión apuntada, sencilla de enunciar e indiscutible en su concepción, fue llevada a la práctica sin titubeos por los sucesivos colegas que le tocaron conducir los destinos de la sociedad.
Estos principios, sostenidos desde su fundación, han puesto a la entidad en situaciones enrevesadas en más de una oportunidad. Varias veces, sus dirigentes han debatido sobre lo conveniente y lo correspondiente. Siempre se supo lo que correspondía hacer, pero, en ocasiones, esta posición se daba de bruces con lo que convenía hacer, originando una alternativa de hierro: o se sumergían en el fragor de la lucha de la causa justa o se mantenían neutrales medrando con la eventual ganancia que obtienen los acomodaticios. Para bien, siempre se eligió la alternativa correcta.
La historia de la AMBB registra múltiples ejemplos de lo antepuesto: la representación que Horacio Maturi (p) realizara en la primera paritaria entre la CGT y los médicos argentinos en 1975; la intervención militar a la AMBB por defender principios republicanos en 1976; la presidencia de la COMRA ejercida en dos oportunidades por dirigentes médicos bahienses; los conflictos por expresar verdades con distintos gobiernos municipales y provinciales, que llegaron a motivar intrusiones espurias del poder político en la vida institucional y la proclamación de la ética como una forma cotidiana de vida son elocuentes muestras de que se prefirió lo justo a lo aprovechable, lo imperecedero a lo oportuno. En resumen, se eligió lo que correspondía hacerse y no lo que convenía hacerse.
Si bien algunos han tenido que exilarse un tiempo, otros fueron retirados compulsivamente de sus cargos y otros sufrir el escarnio de la difamación, han sido –o lo serán- reconocidos y justipreciados luego y la entidad, y transitivamente sus asociados, han crecido fuertes y sanos durante todos estos años, demostrando rotundamente que ha escogido las opciones correctas, desechando las conveniencias coyunturales por las bondades perdurables. Sea desde el punto de vista económico –refiriéndonos al ingreso de asociados y hospitales gremiales-, como prestacional –visto desde la óptica de la complejidad-, hemos obtenido el máximo posible que permitía el contexto, ratificando que, además de ser más cabal, siempre es más útil hacer lo que se debe.