Editorial

Resumen

Casi sin excepciones, el primer número de una revista médica lleva un editorial explicando el porqué y el para qué de otra publicación sobre ese tema, en ese lugar, en ese momento, etcétera. Me hubiera gustado ser original y obviar esta presentación, pero los lectores comprenderán que ello es imposible. Por respeto hacia ellos, tratare de ser breve.

Para la AMBB, editar una revista no es una experiencia nueva; ya lo hizo entre 1925 y 1929 y nuevamente por el período comprendido entre 1933 y 1946. Cualquiera que consulte los ejemplares publicados, conservados en nuestra biblioteca, los va a encontrar interesantes, ilustrativos, reveladores de un espíritu que honra a la Bahía Blanca de aquellos días y constituye un ejemplo para nosotros.

La idea de reiniciar la publicación de la Revista nació de la Comisión Directiva y su objetivo es sencillo: reflejar la actividad médica de la ciudad mediante la palabra escrita, y contribuir a la actualización profesional con revisiones y puestas al día sobre temas de interés colectivo, elaboradas por autores especialmente invitados. Me ha sido encomendada la tarea de ser su editor científico; esto es, la responsabilidad sobre los aspectos médicos de lo que aquí se escriba. Colaborara conmigo un Comité Editorial compuesto por representantes de las Sociedades Médicas que funcionan en la ciudad. Ayuda invalorable, puesto que este es un trabajo bastante ingrato: un editor es odiado por autores, impresores, secretarias y por casi toda persona vinculada con una tarea de esta índole. He aceptado sabiendo que es un honor inmerecido, y sé que voy a necesitar la colaboración de todos estos enemigos potenciales para llevar adelante la empresa.

Una revista científica debe ser técnicamente buena para que tenga interés y vigencia; ahora bien, si es prolija luce mucho más, y es nuestro deseo conseguir las dos cosas. Para que los trabajos resulten los mejores posibles, vamos a recurrir al sistema, internacionalmente aceptado, de la revisión por árbitros. Podrá ser un poco antipático, pero si se lo toma con criterio amplio se comprueba que al final aprendemos todos: autores, editores... y los jueces también. Y para que los trabajos sean lo más prolijos posibles, pedimos a nuestros futuros colaboradores que extremen las medidas en ese sentido, facilitando así la labor editorial. Todos sabemos que el fondo es más importante que la forma, pero una publicación bien escrita, bien presentada y sin errores se lee y consulta con más entusiasmo.

Desconozco porque se interrumpieron los intentos anteriores. Esperemos que esta vez nuestra revista permanezca vigente a través del tiempo y sortee todos los temporales, sean ellos meteorológicos o de los otros.