Acerca de las Crisis

Felipe Glasman

Resumen


En este último año nuestro país está viviendo una etapa de transición, en la que no se alcanza a vislumbrar un horizonte definido por metas claras y concretas. Todos conocemos la magnitud y profundidad de la crisis en la que estamos inmersos, pero nos faltan las grandes directivas que orientan los esfuerzos destinados a superarla. Crisis en el sentido de cambio, perplejidad y desconcierto, angustiante sensación de no saber qué es lo que nos está pasando. No es el propósito de estas líneas realizar un análisis científico-social de sus características, causas y componentes, sino enfatizar el papel de las instituciones médico-gremiales ante una realidad inquietante.

Las respuestas posibles están condicionadas por las definiciones previas de nuestro rol político en el marco de una sociedad democrática. La política puede ser definida de muchas maneras y no intentaremos una nueva; nos quedaremos con aquella del “arte de modificar la realidad” o “hacer posible lo necesario”. En ambos casos, la ecuación tiene dos términos: la definición de la realidad y la enunciación de los objetivos.

En la primera instancia, la crisis tiene aspectos históricos, sociales, económicos, profesionales, administrativos, de sistemas de atención médica, político-sociales, docentes, de investigación básica, aplicada y social; cada uno de los cuáles  merecería una descripción que, dado el carácter heterogéneo de la problemática actual, sería motivo de múltiples apreciaciones.

Lo que sí nos preocupa en forma inmediata, es el punto de partida necesario que nos guía hacia la definición de nuestras metas.

El objetivo básico de nuestras instituciones es la defensa de los derechos gremiales de los médicos, basados en la solidaridad grupal de todos los que compartimos la profes ión, evitando la sectorización de proyectos por especialidad, lugar o sistema de trabajo.

La metodología para concretar estos fin es surge muy claramente del análisis de las circunstancias en las que se desarrolla nuestra profesión y de los valores inherentes que hacen de nuestra actividad una singularidad, en la que los factores éticos, morales y humanos de nuestros pacientes y los de la población sana en general, adquieren una jerarquía sin parangón en otras áreas. Por tales motivos nuestra preocupación se basa en la formación de los elementos que posibiliten, hagan accesible, consoliden y perfeccionen al binomio médico-paciente, definiendo como paciente a todo aquel que potencial o realmente requiera la promoción, prevención, recuperación o rehabilitación de su salud.

Para que el médico tenga acceso a una fuente de trabajo determinada, deberá tener una formación científica y humanística adecuada y la posibilidad de perfeccionarse permanentemente, en áreas de la profesión en las que sus conocimientos sean realmente útil es y necesarios. De alguna manera deberá disponer de un sistema que haga factible el acceso al universo de sus pacientes potencial es, y ese sistema deberá garantizar el mejor nivel posible para la aplicación y el desarrollo de su capacidad profesional, tanto para él como para sus enfermos. Consideramos que son requisitos necesarios para que se cumplan esas condiciones: una buena remuneración, garantía para su progreso intelectual y personal y seguridad para él y su familia.

Estamos muy lejos de poder concretar estos ideales y es evidente que si nuestros esfuerzos son solitarios, Los frutos serán magros. Por tal motivo debemos promover ante las instituciones de la comunidad la necesaria participación de todos los sectores interesados (y la salud, además de ser un derecho constitucional, es de interés de toda la población) en encarar la solución de los problemas que nos aquejan y en los que los médicos somos los principales afectados.

En condiciones normales, muchos de los aspectos descriptos deberían ser responsabilidad de diversas instituciones: Universidades, Ministerios de Salud, la Seguridad Social, Comisiones de Investigación, Municipalidades, Sindicatos. Las organizaciones gremiales médicas, aún en esta situación, deberían acceder a un ámbito adecuado donde volcar sus propuestas, realizar la crítica dé Las políticas a implementar y colaborar activamente en su concreción.

Como consecuencia de estas definiciones y ante la claudicación que de sus obligaciones naturales hacen gala muchos de los responsables de diferentes áreas de la sociedad argentina, es menester que pongamos en marcha algunos mecanismos que palien nuestras deficiencias. Como primera medida, el análisis crítico debe presidir nuestros procederes. Esta autocrítica exige recuperar ciertos procesos intelectuales actualmente en desuso, aletargados por años de practicar la subversión del sentido de la política, de las palabras y de las ideas; durante los cuales la libertad de pensamiento, La más preciada de las libertades; la libertad de expresión, la que debe ser volcada en los foros y el momento adecuado, y fundamentalmente la honestidad intelectual, deben ponerse en práctica. Debemos comenzar por nosotros mismos y luchar para obtener un equilibrio justo, concepto inherente al sentido de la democracia, entre gobernantes y gobernados, prestatarios y prestadores, y entre las instituciones participantes de un proyecto común.

No siempre es fácil romper con la actitud autoritaria y omnipotente de cualquiera de estos sectores, y los médicos no estamos exceptuados en esta generalización. La razonabilidad no debería surgir del conflicto, sino de la comprensión de la realidad y de los objetivos compartidos.

La utilización racional e integral de los recursos disponibles: humanos, físicos y financieros, debe realizarse en forma solidaria con el destino de nuestro país. Este destino debe ser construido por todos nosotros. No podemos esperar pasivamente la “solución” de nuestros problemas, pues significaría claudicar en nuestra responsabilidad como ciudadanos y como médicos. Esta claudicación provocaría una merma en nuestros derechos, y por consiguiente de nuestros reclamos por consolidarlos. Si no participamos activa y responsablemente, nos veremos constreñidos a una actitud puramente reivindicativa, de tipo contestatario, en la que lo único importante es la lucha por mejores aranceles y fuentes de trabajo.

Por tales motivos, el programa que proponemos debe basarse en la promoción de:
la unidad gremial
la consolidación de políticas de salud
la apertura y la coordinación de los sistemas de atención médica
la formación y el perfeccionamiento científico-humanístico del médico
fuentes de trabajo en tareas asistenciales y no asistenciales
la protección del médico y su familia
la jerarquización de los valores de la profesión, de la libertad de pensamiento, libertad de expresión, honestidad intelectual y del equilibrio justo, como elementos básicos e indispensables para cualquier proyecto democrático.

Comencemos por nosotros mismos.


Palabras clave


políticas de salud; AMBB; perfeccionamiento científico

Texto completo:

5-6

Enlaces refback

  • No hay ningún enlace refback.


Copyright (c) 2019 Felipe Glasman



Asociación Médica de Bahía Blanca - Castelli 213 - B8000AIE Bahía Blanca - Buenos Aires - Argentina - https://www.ambb.org.ar